Historia del colchón de espuma viscoelástica

La NASA es en última instancia responsable de la introducción de la espuma viscoelástica con memoria en la década de 1970. En aquel momento, el problema era que los astronautas estaban sometidos a una enorme cantidad de fuerzas G durante el despegue. Por lo tanto, necesitaban asientos de vuelo que pudieran reducir los puntos de presión, pero que al mismo tiempo proporcionaran suficiente apoyo.

La espuma viscoelástica hace precisamente eso porque es sensible a la temperatura. Cuando se expone a temperaturas más cálidas, se suaviza y se adapta al cuerpo. En condiciones más frías, se vuelve más firme. Entonces, cuando los astronautas se sientan en un asiento de espuma viscoelástica durante el despegue, este se adaptará a su cuerpo y reducirá los puntos de presión.

La espuma viscoelástica es el único material que reacciona de esta manera. Si los asientos estuvieran hechos de espuma común, empujarían hacia atrás contra el cuerpo en lugar de conformarse. Así se crean los puntos de presión.

En este caso, los puntos de presión podrían causar lesiones a los astronautas cuando se exponen a las increíblemente altas fuerzas G del vuelo.

Al conformarse, la espuma viscoelástica actuaría como amortiguador distribuyendo las fuerzas en un área más amplia.

Sin embargo, la NASA finalmente decidió no utilizar espuma viscoelástica porque no pudieron perfeccionarla lo suficiente para un uso práctico. Dado que se utilizan productos químicos durante el proceso de fabricación, el olor que emitía no sería saludable en un transbordador espacial pequeño y congestionado.

Quien compra un colchón viscoelástico tiene que enfrentarse, al menos al principio, a un olor químico. La mayoría de las personas no lo notarán después de unos días o semanas. Sin embargo, también tienen el lujo de ventilar el colchón abriendo las ventanas y permitiendo que entre aire fresco. Obviamente, los astronautas no pueden darse este lujo y se verían obligados a respirar estos químicos durante un período prolongado de tiempo.

El otro problema es que la espuma pareció descomponerse en muy poco tiempo. Comenzaría a descascararse y romperse después de un uso limitado.

Entonces, la NASA decidió que ya era suficiente. Una empresa fabricante de espuma llamada Fagerdala World Foams de Suecia compró los derechos de la tecnología.

Desarrollaron su propia versión de la viscoelástica con idea de venderla al público en forma de colchón. Inicialmente, solo era utilizado por la comunidad médica para ayudar a quienes padecían dolor.

Luego, Fagerdala creó el colchón Tempur-Pedic que se vendería al cliente habitual. Pronto, otros fabricantes comenzaron a crear su propia espuma viscoelástica para venderla.